El envejecimiento es a menudo un momento de transición, y los cambios que se producen en esta etapa puede afectar su salud mental. Mientras que algunos adultos mayores prosperan en sus años de jubilación, otros se enfrentan a más desafíos con la salud mental y el envejecimiento.

Los adultos mayores que han tenido experiencias de por vida con trastornos de salud mental, pueden seguir luchando con estas condiciones durante el proceso de envejecimiento.

Algunas personas experimentan una mejoría de sus síntomas a medida que envejecen, mientras que otras ven cómo empeora su salud mental.

Sin embargo, por desgracia también es frecuente que surjan nuevos problemas de salud mental como consecuencia del proceso de envejecimiento.

Los problemas de salud física, las transiciones importantes en la vida y otras experiencias comunes durante el envejecimiento pueden afectar al bienestar emocional, por lo que es especialmente importante cuidar la salud mental a medida que se envejece.

¿Qué es la salud mental?

La salud mental se refiere al bienestar emocional, psicológico y social de una persona. Influye en cómo pensamos, sentimos y actuamos, y es esencial para enfrentar las tensiones diarias, mantener relaciones saludables y tomar decisiones acertadas.

La salud mental no solo implica la ausencia de trastornos mentales, sino también un estado positivo de equilibrio y resiliencia.

Factores como la genética, las experiencias vividas, el entorno y las relaciones interpersonales contribuyen a moldearla, siendo clave para disfrutar de una vida plena y activa.

¿A qué edad suele empezar el deterioro de la salud mental?

El deterioro de la salud mental no tiene una edad específica de inicio, ya que depende de múltiples factores, como la predisposición genética, el estilo de vida y las condiciones ambientales.

Sin embargo, en el envejecimiento, ciertos cambios biológicos y sociales pueden aumentar el riesgo de deterioro de la salud y aparición de algún tipo de trastorno mental. En adultos de 60 años y en etapas posteriores en este grupo de edad, la incidencia de problemas como la depresión, la ansiedad y las demencias, como el Alzheimer y otras enfermedades mentales tiende a incrementarse.

Este deterioro suele estar asociado con factores como la soledad, la pérdida de seres queridos o afecciones de salud como la aparición de enfermedades crónicas. Aun así, con un entorno adecuado, apoyo emocional y hábitos saludables, es posible preservar la salud mental incluso en personas de 60 años y etapas más avanzadas de la vida.

6 formas en que el envejecimiento afecta la salud mental en adultos mayores

Salud mental, envejecimiento, desesperanza y aislamiento

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Una de las conexiones clave entre la salud mental y el envejecimiento es el aislamiento físico y social. La soledad y el aislamiento son factores de riesgo muy comunes entre las personas mayores, y estos problemas pueden tener consecuencias devastadoras.

A medida que envejeces, puedes encontrar cada vez menos oportunidades de conectar con tus seres queridos y con la comunidad en general.

Muchas personas encuentran conexiones sociales significativas a través de su lugar de trabajo, pero puedes perder esa salida social después de jubilarte.

Si tienes dolores crónicos o problemas de salud física, puede resultarte difícil salir de casa y participar en actividades que requieren de ciertas habilidades sociales. La soledad es un problema especialmente grave para las personas mayores que viven solas y no tienen familia cerca.

El aislamiento social contribuye en gran medida a la depresión, especialmente entre los adultos mayores. Necesitamos interacciones sociales regulares y de alta calidad para prosperar, pero algunos mayores se pierden esas experiencias. Tanto en nuestra residencia de ancianos y mayores dependientes como en el centro de día para mayores, realizamos actividades diarias para mejorar la socialización de nuestros residentes.

Además, la depresión puede aumentar los efectos del aislamiento social. Cuando uno sufre depresión y desesperanza, puede no sentirse motivado para salir y socializar.

Envejecimiento y pérdida de identidad

La jubilación puede ser una excelente oportunidad para dedicarte tiempo a ti mismo y explorar nuevas aficiones. Sin embargo, muchos adultos mayores luchan con su sentido de identidad a medida que envejecen.

  • Por ejemplo, si has pasado toda tu vida cuidando de otros miembros de su familia, puedes sufrir una crisis de identidad si padeces un problema de salud y alguien tiene que cuidar de ti.
  • Si tu sentido de pertenencia y propósito provenían principalmente de tu trabajo, puedes sentirte perdido tras la jubilación.

La pérdida de identidad es a la vez causa y síntoma de depresión en las personas mayores.

Cuando los adultos mayores no tienen oportunidades de encontrar alegría, satisfacción y propósito en su vida cotidiana, pueden empezar a sentirse deprimidos por envejecer. Al mismo tiempo, la depresión puede causar más problemas con su sentido de propósito o autoestima.

Envejecimiento y dolor o malestar físico

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Los problemas de salud física suelen ser la explicación de la relación entre la salud mental y el envejecimiento. No todas las personas mayores sufren dolor crónico o diagnósticos de salud graves, pero estos problemas son más frecuentes a medida que se envejece.

Intentar desenvolverse en la vida con dolor u otros síntomas físicos puede ser extremadamente difícil y mentalmente agotador impidiendo un envejecimiento activo.

Tareas que antes parecían sencillas ahora pueden requerir un gran esfuerzo, lo que le deja física y emocionalmente agotado.

La depresión, la ansiedad y otras preocupaciones psicológicas son alarmantemente comunes entre las personas de todas las edades con dolor crónico.

Efectos secundarios de enfermedades físicas en la salud mental

El dolor crónico y otros problemas de salud física pueden tener un coste emocional, ya que pueden dificultar la realización de las actividades cotidianas. Sin embargo, algunas enfermedades también pueden afectar directamente a la salud mental.

Por ejemplo, existe una relación clara y documentada entre la enfermedad de Parkinson y la depresión debido a los cambios neurológicos que se producen en el cerebro como consecuencia de esta enfermedad.

Del mismo modo, muchos ancianos experimentan la aparición de un trastorno psiquiátrico tras sufrir un ictus.

La demencia y el deterioro cognitivo también están estrechamente relacionados con los trastornos mentales y psicológicos.

Los efectos secundarios de los medicamentos también pueden influir en el envejecimiento y la salud mental. Si has empezado a tomar recetas para controlar una enfermedad, es posible que notes un cambio en tu estado de ánimo, tu nivel de energía o tu estado emocional general.

Miedo al envejecimiento y enfermedad

Los últimos años de la vida pueden ser un hermoso momento para conectar con la familia y reflexionar sobre la propia vida, pero también pueden ser una fuente de miedo y ansiedad para algunas personas mayores.

El envejecimiento conlleva mucha incertidumbre, y esto puede tener un coste emocional.

El miedo al proceso de envejecimiento en general es común entre los adultos mayores, especialmente aquellos a los que se les ha diagnosticado una enfermedad grave o tienen antecedentes familiares de problemas de salud.

Es posible que te sientas abrumado por la preocupación de perder tu independencia o tu calidad de vida si tu salud empeora. La ansiedad ante la muerte y la agonía también es una experiencia común entre las personas mayores.

La pérdida de seres queridos

El duelo afecta a personas de todas las edades, pero las pérdidas suelen ser más frecuentes a medida que se envejece.

La pérdida de un cónyuge, un hermano, un amigo o cualquier otro ser querido puede ser increíblemente dolorosa. Después de toda una vida conociendo y queriendo a esa persona, hay que adaptarse a una nueva vida sin ella.

Los sentimientos de depresión y desesperanza tras una pérdida son una parte normal del proceso de duelo, por lo que el duelo no se considera un trastorno de salud mental. Sin embargo, no deja de ser una experiencia extremadamente difícil, y algunas personas mayores luchan con efectos emocionales duraderos durante años después de una pérdida.

Envejecimiento y salud mental en ancianos

Existe una clara relación entre la salud mental y el envejecimiento, pero esto no significa que la salud mental esté condenada a empeorar con la edad.

Muchas personas experimentan sus años más felices y significativos más tarde en la vida porque tienen los apoyos necesarios para ayudarles a mantenerse bien. Si te preocupa tu salud mental o la de un ser querido, el asesoramiento para mayores puede ser una gran oportunidad para abordar el problema, mejorar su bienestar emocional y disfrutar de un envejecimiento saludable.

Tratamiento y atención de la salud mental

Es fundamental reconocer y abordar de manera oportuna las afecciones de salud mental, incluidas las condiciones neurológicas y los problemas relacionados con el abuso de sustancias, en los adultos mayores.

Para ello, es necesario implementar normas de atención de salud integradas, basadas en la comunidad, que respondan tanto a las necesidades de salud mental y deterioro de la capacidad intrínseca como a la formación, educación y apoyo de los cuidadores.

Este enfoque debe combinar intervenciones específicas de salud mental con otros tipos de apoyo, para atender de manera integral las necesidades de salud, los cuidados personales y las necesidades sociales de las personas mayores.

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La asistencia a un centro de día o el ingreso en una residencia para personas mayores puede ser una solución eficaz para abordar las necesidades de salud mental y bienestar integral en esta etapa de la vida.

Estos entornos proporcionan atención de salud profesional y personalizada, diseñados para gestionar condiciones como el deterioro cognitivo, los problemas relacionados con el abuso de sustancias y las afecciones de salud mental.

Además, ofrecen una estructura diaria que incluye actividades terapéuticas, sociales y recreativas, promoviendo la estimulación cognitiva y el fortalecimiento de la capacidad funcional.

La interacción con otros residentes y el apoyo continuo de cuidadores capacitados no solo reduce el aislamiento y la soledad, sino que también alivia la carga de los familiares, garantizando un entorno seguro y adaptado a las necesidades individuales de cada persona mayor.

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